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Estrategia anti-involución: el nuevo rumbo de China

Como respuesta a las crecientes presiones deflacionarias y la escalada arancelaria, Xi Jinping declaró la guerra a la involución, término que describe la competencia intensa pero improductiva. Con ello, China busca atender un problema estructural central: el exceso de capacidad productiva.
A diferencia de la reforma de 2015, hoy la sobrecapacidad se concentra en el sector privado, particularmente en la industria de vehículos eléctricos. Para enfrentar este reto, las autoridades optaron por una estrategia distinta, enfocada en redirigir inversiones hacia sectores innovadores y sostenibles, además de fomentar la consolidación empresarial.
La medida no es un estímulo temporal, sino un cambio estructural profundo que busca equilibrar crecimiento, sostenibilidad e innovación. El anuncio oficial, realizado el 1 de julio, generó un repunte en los precios de los metales industriales —con alzas de entre 10% y 70% en acero, litio y polisilicio— reflejando la confianza de los inversionistas en la lógica de esta política.
La estrategia anti-involución se complementa con acciones para impulsar la demanda interna, como un plan de consumo y un programa de urbanización para trabajadores migrantes, con el objetivo de detonar mayor gasto en bienes y servicios.
En suma, la política representa un viraje estructural de gran calado para la economía china, al atacar la raíz de la deflación y sentar bases para un crecimiento más equilibrado.
Análisis del mercado
La Fed recorta tasas
La Reserva Federal redujo su tasa de referencia en 25 puntos base, al tiempo que elevó sus proyecciones de crecimiento e inflación hacia 2026. El tono optimista del banco central impulsó un repunte en activos de riesgo y reanimó la pendiente positiva de las curvas de rendimiento, tras tres semanas de aplanamiento. El dólar registró una ligera apreciación.
Los últimos datos en EE.UU. muestran un repunte en el gasto del consumidor, aunque las encuestas manufactureras siguen siendo mixtas. Pese a ello, el recorte de 25 pb contó con amplio respaldo dentro del FOMC, dejando aislada la postura más agresiva de Stephen Miran, quien pidió un recorte de 50 pb y proyecta tasas en 3% al cierre de 2025. Jerome Powell aclaró que tal escenario ni siquiera se discutió.
Por otro lado, el Banco de Inglaterra mantuvo su tasa sin cambios (con 7 votos contra 2 que pedían un recorte), pero reducirá el ritmo de endurecimiento cuantitativo a 70 mil millones de libras en 12 meses, a partir de octubre de 2025. En Japón, Kazuo Ueda dejó entrever que el Banco de Japón podría subir su tasa en octubre y anunció un programa gradual para reducir posiciones en ETFs de acciones japonesas, con un ritmo anual de 4.2 mil millones de dólares