OPINIÓN
Grecia Quiroz: La gesta del sombrero.
“Qué triste y qué desafortunado que tuvo que pasar esto para que voltearan a ver a Uruapan. Te tuvieron que arrebatar la vida, Carlos, para que ahora sí quieran mandar seguridad. Qué triste porque él lo gritó, porque él pidió auxilio” exclamó Grecia Itzel Quiroz García, al tomar posesión como presidenta municipal sustituta de Uruapan el 5 de noviembre ante el Congreso de Michoacán.
“A Carlos Manzo no lo asesinaron, ustedes dejaron que lo asesinaran (…) su muerte fue una ejecución anunciada, lo dijo, lo denunció, lo pidió y nadie lo escuchó, hoy lo digo con rabia y con vergüenza, México se está desangrando mientras los gobiernos se cambian de color para seguir robando, los mismos de antes, solo con playera nueva…”, agregó.
Dos días después dijo: “Ustedes van a saber todo lo que pasa en el municipio. Y quiero que sepan que la reunión con la presidenta de México no fue para doblar las manos, fue para exigir justicia. Justicia para Carlos Manzo. Fue para ir a exigir que volteen a ver a nuestro municipio; fue para exigir que saquen a todos esos delincuentes que ellos saben en donde se encuentran”, apuntó desde un mitin en La Pérgola de Uruapan.
Llega al poder de Uruapan una mujer capaz, con licenciatura en Ciencias Políticas, con una gran experiencia política al lado de su esposo, Carlos Manzo, ya como legislador o como presidente municipal de Uruapan. Su corriente de pensamiento, sus ideales y su vocación están ahora en su propia responsabilidad como alcaldesa del mismo municipio. Una buena solución para Michoacán, sin duda y muy probablemente para el país a futuro. Sólo hay que cuidarla mucho.
Y esto es: Dicen que después de la tormenta viene la calma. No siempre es así. No en el caso de Uruapan, Michoacán, en donde aún siguen vivos el dolor y la indignación por la muerte por asesinato del que fuera su mejor alcalde en muchos años: Carlos Manzo. Y tardará mucho tiempo antes de que esta herida en el cuerpo social de este municipio y de todo Michoacán sane.
Luego de lo ocurrido la noche del primero de noviembre, la tormenta política no se hizo esperar. Segundos después de las 20.10 de la noche todo el país se sacudía al conocer la noticia y comenzó la indignación nacional, el coraje y el repudio por este asesinato que ya es histórico.
Carlos Manzo era sobre todo un hombre de Estado. Un hombre que priorizaba el bien social y la estabilidad y el desarrollo y la seguridad y soberanía de su municipio y su gente.
Bueno, valiente, digno, honorable, transparente. De esos hombres de los que prácticamente no hay en la política nacional mexicana, tan llena de sabandijas, de interesados, de ‘ocasionados’, como se dice en el Bajío.
Nuestra política nacional está cargada de hombres y mujeres abyectos, ambiciosos de mando y dinero, que traicionan a sus propias ideas –si las tuvieran- por mendrugos de poder. Un poder mal entendido y peligroso en manos de gente que sabe mentir y traicionar.
Por eso es que al país le sacudió el asesinato de este hombre. Porque era un hombre a quien veíamos reclamando, exigiendo, urgiendo apoyos para salvar a su gente y a su municipio ya él mismo y a su familia, nadie le atendió. Ni la presidencia del país, ni el Ejército, ni la ayuda urgente de un gobernador tan sombrío como es Alfredo Ramírez Bedolla: todos de Morena-4-T.
Acaso no le ayudaron porque era un alcalde que llegó a la alcaldía de Uruapan por la vía independiente después de repudiar a Morena del que fue diputado federal y del que antes de terminar su gestión dejó sus filas; o quizá porque su fuerza política lo perfilaba como posible gobernador en las siguientes elecciones estatales… o acaso por su enfrentamiento frontal con el crimen organizado que asola al municipio. O todo junto. Pero no le ayudaron y fue asesinado.
Hoy, como su viuda lo dice, envían todo el apoyo que nunca le dieron. Desde la presidencia se crea un Plan para Michoacán para “salvarlo”. El gobernador del estado no sabe qué hacer y sólo parece estorbar. Y llega un gran número de militares de la Guardia Nacional y sistemas de “inteligencia”. Todo ese apoyo que él pidió llega ahora, una vez que fue asesinado. ¿No es una actitud pueril ésta respuesta oficial?
¿Y cómo mantener el legado político y social de Carlos Manzo? quien apenas unos días antes a su muerte había diseñado un periodo navideño en el que se priorizaría a la gente pobre de Uruapan, a los niños y a quienes no tienen. Y lo haría. ¿Cómo continuar su lucha en contra del crimen organizado y contra la inseguridad social y la tragedia ahí?
La solución fue buena. Una solución de continuidad y certeza. Por mayoría del Congreso del estado de Michoacán se nombró como alcalde sustituto a Grecia Quiroz, viuda de Carlos Manzo.
Ya se perfila como una buena alcaldesa. Ya se perfila como una mujer fuerte y decidida. Ya se percibe como una mujer que continuará la gesta iniciada por su marido. La gesta del Sombrero. Y la lucha en contra del crimen organizado, en contra de las pandillas de extorsionadores, en contra de la corrupción política, en contra de la mentira y la traición.
Sigue ahora que la cuiden. Que no le pase nada. Que se hagan responsables de su seguridad personal y familiar tanto la policía municipal como la Guardia Nacional, el Ejército, los sistemas de inteligencia, la policía estatal y, sobre todo, que la dejen gobernar y que no intenten manchar o aprovechar la nueva circunstancia.
Ningún partido político o movimiento social deberá sacar raja de esta nueva situación. A ella corresponde defenderse y cuidarse en su ideal de independencia, con el sombrero en la cabeza.
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