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OPINIÓN

CNDH: Con fuerte olor a chamusquina

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¿Por qué esa rabiosa necesidad e instrucción, desde Palenque, para que se reeligiera en la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a la señora Rosario Piedra Ibarra? ¿Qué hay detrás de esta imposición? ¿A quién quieren proteger? ¿Y la protección a los mexicanos en dónde queda? ¿Es sólo un intento por mostrar quién gobierna en este país?

¿Por qué Adán Augusto López, coordinador morenista en el Senado dijo a los legisladores que tenían que votar por Rosario Piedra Ibarra para reelegirla porque “Es un tema de Estado”?

Y reiteraba una y otra vez y precisaba con insistencia que eran instrucciones superiores, y habló de que era instrucción de la presidente Claudia Sheinbaum, aunque esta ella tenía como su candidata a Nashieli Ramírez Hernández, actual presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, quien logró ubicarse en el primer lugar de los aspirantes al sumar 15 puntos de senadores de Morena, PT y PVEM, e incluso del PAN, PRI y de MC.

Nada hizo cambiar la instrucción recibida desde Palenque. Adán Augusto operó de forma extremadamente desaseada la votación para conseguir los 87 votos que requerían y así reelegir a la persona menos calificada para tal posición y para la cual tuvo ya cinco años en los que demostró su incapacidad, su sometimiento al mandato presidencial de AMLO, su afán destructivo de una CNDH que hoy, con su reelección, está ya en proceso de extinción.

¿Se siente bien la señora Piedra al repetir en la presidencia de la CNDH y recibir el repudio nacional y el repudio de instituciones y organizaciones de derechos humanos de México y fuera del país?

Llega ahí por instrucciones de un solo grupo que quiere mantener a esta institución en la sombra, callada y consecuente con la violación cotidiana de los derechos humanos de miles de mexicanos, periodistas, familiares de desaparecidos, de muertos por homicidio doloso, de tantos males que aquejan a ese pueblo al que la 4-T dice defender.

¿Siente algún pudor la señora Piedra al saberse incapaz para esta posición y repetir en ella a pesar de que, incluso, morenistas legisladores querían quitarla de ahí por el daño que hace a su propio Movimiento?

¿Siente ella algún pudor, o dolor, frente a los reclamos de miles de mexicanos que han sido violentados en sus derechos humanos, madres de desaparecidos, agravios, muertes, abusos, para los que ha hecho muy poco… o nada?

La euforia del triunfalismo de la 4-T está en su apogeo. Cada uno de los dirigentes políticos que son parte de gobierno, ya en el Ejecutivo como en el Legislativo exultan poder, exultan autoridad, exultan la decisión de pasar por encima de las leyes porque hoy mismo ellos consideran que son la ley. Porque para eso es el poder, dicen: para ejercerlo, aunque este ejercerlo no tenga que ver con gobernar y generar una mejor vida para todos los mexicanos: 130 millones.  

Y, en todo caso, ese poder que ostentan no es tanto, porque todos los que votaron y votan en contra de la naturaleza del Estado democrático son peones sometidos al mandato que les llega desde Chiapas, o desde donde se encuentre el expresidente López Obrador.

Adán Augusto López hizo todo para quedar bien con su amigo y paisano tabasqueño, aunque en ese todo pierda el sentido del respeto a sí mismo, a su personalidad política y a sus viejos ideales políticos expresados durante años en su impecable trayectoria tabasqueña y que luego, poco a poco, fueron desapareciendo de su mente para ocuparla en obedecer a López Obrador ¿por qué? ¿Y entonces ese compromiso y juramento de servir a los mexicanos y a sus leyes y Constitución?

No importó que al obedecer este mandato desde Palenque desoyera la instrucción de la presidente de México, Claudia Sheinbaum. Eso era lo de menos, para él.  

Ya vemos una confrontación interna en el poder. La 4-T también tiene sus divisiones y sus resquebraduras y con fuerte olor a chamusquina.

A la presidente Sheinbaum no le gustó la operación en el Senado para reelegir a Piedra Ibarra, lo expresó en cuanto conoció la noticia: “Fue decisión del Senado, y hasta ahí”. Luego quiso matizar pero es claro que no, que no le gustó esta reelección.

Hoy los mexicanos estamos a la deriva en materia de la defensa de los derechos humanos. Y todo por ocultar ese algo inocultable: que se han violado los derechos humanos en México y todo ha quedado en la impunidad.

Y que se seguirán violando, porque para eso está ahí quien debiera defender a los mexicanos y no al gobierno, desde donde, con frecuencia se cometen estos abusos, arbitrariedades y daños. No es la generalidad, pero ocurre.

Esa es la razón de ser de esta CNDH: defender a los mexicanos de los abusos de poder, de autoridad, de gobierno, para vivir en paz y en armonía, en democracia y con justicia, sin adjetivos.

A lo ocurrido en el Senado se llama traición. ¿Están contentos quienes obedecieron, en contra de su voluntad, al mandato desde Palenque? ¿Ese es su destino político: obedecer y callar?

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