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OPINIÓN

UNAM en peligro

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La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está en peligro. De un tiempo a esta parte las amenazas a su integridad, a su probidad y dignidad…a su autonomía… han sido expuestas desde Palacio Nacional con el único fin de hacerse políticamente de una de las instituciones más emblemáticas de la enseñanza, conocimiento, investigación y extensión humana en México.

Era un sueño que parecía irrealizable: Para muchos de nosotros, de todas clases sociales en México, pero sobre todo para quienes no somos ni opulentos ni “pequeño-burgueses”, era el refugio del que obtendríamos un futuro seguro, más estable, con conocimiento, con respeto, dignidad e ímpetu, y con herramientas para la batalla: ir a la Universidad Nacional Autónoma de México…

Quienes somos de provincia la veíamos lejana. Era como querer alcanzar a la ballena azul de Melville que en el proceso de encontrarse con ella, el ser humano se acrecienta, se engrandece y penetra en sí mismo para darse el gusto de llegar a ella y saber que existe y que al final de cuentas es parte esencial de nuestra compañía en vida.

La UNAM era y es nuestra casa honorable y justa. Es la casa de cristal en donde todo está a la vista, al portador… Sobre todo el conocimiento, la enseñanza, la cultura, la investigación, la certeza y la búsqueda de la verdad a partir de las herramientas que se nos otorgan desde sus aulas y desde sus espacios vitales. Pocas veces en la vida se puede querer tanto a la institución que tanto nos da.

Y sí, por supuesto, tiene defectos, casi siempre producto del factor humano. Excepciones las hay y, éstas, comprueban la regla de la probidad y la grandeza.

De nuestra UNAM han salido miles-miles-miles de profesionistas dotados y capaces. Orgullo de sus padres. Dignos herederos de un espíritu histórico de enseñanza-aprendizaje-pregunta-respuesta-tesis-antítesis-síntesis-prueba-comprobación-crecimiento…

Desde su fundación tuvo como objetivo la profundización en el conocimiento de la ciencia, la tecnología, las humanidades: y todo ello para su divulgación y en beneficio del ser humano…

Así desde su fundación en el siglo XVI hasta transformarse en Universidad Nacional de México en 1910 y en medio de una lucha justa y razonable, al final en 1929 consiguió su autonomía: ya nada ni nadie podría intervenir con aviesos fines para alterar la vida de una institución que otorga, que engrandece y que da herramientas para seguir el camino…

Su vida ha transcurrido por avatares. Ha sido denostada. Agraviada. Alterada en distintas etapas de su historia: acaso desde su autonomía cuando estudiantes como catedráticos lucharon frente a frente con el poder político para conseguir el bien preciado: ser autónomos.

En 1968 hubo otra prueba grande, pero el entonces rector Javier Barrios Sierra, supo estar a la altura y caminar junto con los estudiantes que lo único que querían era cambiar al país, librarlo del poder político y dar paso a los nuevos tiempos y a una nueva vida en democracia.

Y más y más pruebas de fortaleza de una institución que atiende a más de 370 mil estudiantes tan sólo para 2023 y más de 43 mil profesores que desgranan conocimiento, rigor, ética y dan forma al ser humano que habrá de ser prolongación del ideal de los padres fundadores de la UNAM. Ahí se investiga, se docta y por sus pasillos, patios, jardines, aulas, extensión universitaria transitan estudiantes que viven su orgullo de ser UNAM; una universidad prácticamente gratuita, llena de posibilidades y de generosidad.

Es imposible entender la historia política y social de México sin la UNAM, fuente generadora de hombres y mujeres de bien casi siempre. Investigaciones de fuste. Premios Nobel. Reconocimientos universales para sus profesores, para sus investigadores, para sus alumnos… Médicos, abogados, científicos, técnicos, politólogos, filólogos, historiadores, escritores… todo, de todo: el universo entero del conocimiento está ahí y surge de ahí cada día, cada minuto y segundo.   

Pero esta UNAM que es de todos los mexicanos y tan querida, tanto como a cada una de las Universidades los estados de la República, nuestra máxima casa de estudios está en peligro.

Temprano, durante el actual gobierno federal (2018-2024), los embates han pasado de la crítica a la confrontación; de la acusación al agravio y a la ofensa y a la exigencia.

Se lanzan denuedos, y se acusa sin fundamento: ‘La UNAM está hecha para las clases privilegiadas’. ‘La UNAM es un problema nacional por su falta de compromiso social’. Que la UNAM –dijo el presidente de México- “ha perdido “su esencia” y se convirtió en “individualista”. Que la UNAM “se ha vuelto conservadora, y que permitió desde ahí el predominio del neoliberalismo en México”…

Y hasta se mintió con que son propietarios del equipo de futbol-UNAM un grupo de funcionarios, exfuncionarios de la UNAM, empresarios, políticos y periodistas. De todo se le ha dicho.

Y lo más reciente es la exigencia de que se defina el futuro de la titulación de la ministra Yasmín Esquivel de quien se ha informado que copió su tesis para obtener la licenciatura en la FES-Aragón-UNAM. En esto el actual rector Enrique Luis Graue Wiechers se ha mostrado extremadamente tenue para enfrentar esos embates.

Ha reconocido la falta de probidad de la entonces estudiante Esquivel, pero al mismo tiempo no determina con puntos exactos si habrá de ejercerse alguna sanción para quien engañó a sus sinodales y a la misma UNAM. Todo, al tiempo… Y que sean otros los que decidan en base a reglamentos y estatutos….

Esto ha hecho que desde Palacio Nacional se incrementen los señalamientos, acusaciones y la intensidad del discurso en el que subyace el interés de hacerse de la UNAM, eliminar su autonomía y ponerla a disposición de un eventual cambio político hacia el fortalecimiento de la 4-T.

La UNAM es mucho más que estos intereses políticos momentáneos. La UNAM ha sobrevivido y es fuerte a pesar de los distintos gobiernos y distintos intereses. Su comunicad universitaria está hecha de todas las corrientes del pensamiento y de todas las intensidades que vibran en la vida nacional.

De fortaleza está hecha la UNAM y nada, ni nadie podrá hacer que cambie su estatus y nada ni nadie, por ningún interés extraño, habrá de hacer que nuestra Universidad deje de serlo, y sí, a coro los universitarios tienen presente que: “Por mi raza hablará el espíritu”.

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