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Sostenibilidad

Cómo la digitalización impulsa el progreso real en sostenibilidad

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Cómo la digitalización impulsa el progreso real en sostenibilidad

Cada año, el debate sobre sostenibilidad parece repetirse: nuevas promesas, avances destacados en los titulares y una percepción persistente de que el progreso se ha estancado. Sin embargo, esta lectura podría ser incompleta. Más que una falta de avances, el verdadero problema radica en dónde y cómo se está midiendo el progreso.

La infraestructura que no acapara titulares

Mientras la atención suele centrarse en soluciones disruptivas o anuncios de alto perfil, los avances más significativos ya están ocurriendo en segundo plano. La modernización de las redes eléctricas, el desarrollo de clústeres industriales digitales y la transformación silenciosa de la infraestructura están generando impactos reales y escalables, aunque rara vez ocupen la primera plana.

La innovación no es el factor limitante. El verdadero reto es si la infraestructura puede adaptarse al ritmo de cambio. Esto resulta especialmente evidente en la red eléctrica, donde los avances dependen menos de nuevos inventos y más de conexiones más inteligentes y coordinadas.

Los motores ocultos del impulso sostenible

Los clústeres digitales que integran datos, energía y operaciones están redefiniendo la forma en que operan las industrias. A nivel global, los operadores de redes eléctricas enfrentan el desafío de equilibrar en tiempo real una creciente participación de energías renovables. Sin una coordinación eficiente, gran parte de esa energía limpia se desperdicia.

En paralelo, el aumento de los costos energéticos limita el crecimiento industrial en regiones como Europa, donde la electrificación ejerce mayor presión sobre infraestructuras ya existentes. En este contexto, las herramientas digitales permiten mejorar la visibilidad operativa, optimizar flujos y liberar capacidad, fortaleciendo la eficiencia energética industrial.

Los resultados comienzan a ser medibles. En Australia, Energy Queensland logró incrementar en más de 20% la utilización de activos mediante datos en tiempo real y clasificaciones dinámicas de red. Por su parte, Schneider Electric redujo 26% su consumo energético y 20% el uso de agua gracias a la digitalización de su gestión energética.

Estos casos reflejan un cambio estructural: la sostenibilidad deja de ser un complemento para integrarse directamente en la operación diaria de las industrias. Sin embargo, al manifestarse en capacidades y eficiencia sistémica, estos avances no siempre son captados por las métricas tradicionales.

Por qué las métricas lineales no reflejan el progreso real

La sostenibilidad no evoluciona de forma lineal, pero muchas métricas actuales siguen midiéndola como si así fuera. Los paneles ESG suelen basarse en comparaciones anuales y líneas base estáticas, lo que dificulta detectar avances no lineales como la eliminación de cuellos de botella en la red, la optimización en tiempo real o la colaboración entre clústeres industriales.

Estos cambios generan saltos estructurales más que tendencias graduales, pero también introducen mayor complejidad. De ahí que la digitalización sea clave para gestionar sistemas interconectados que sostienen la economía industrial actual.

Repensar qué significa progreso

La COP30 marcará un punto de inflexión. Celebrada en Belém, Brasil, la cumbre cambiará el enfoque de las promesas hacia los resultados tangibles. El énfasis estará en construir infraestructura resiliente, capaz de descarbonizar, adaptarse y perdurar. El llamado brasileño a un mutirão —un esfuerzo colectivo— refleja una tendencia clara: progreso estructural basado en colaboración, no en gestos simbólicos.

Los avances en energía, manufactura y cadenas de suministro ya están ocurriendo, impulsados por clústeres digitales, coordinación de redes y el intercambio de datos operativos. En AVEVA, la integración de datos ha permitido a proveedores de energía y fabricantes coordinar recursos en tiempo real, acelerar la adopción de energías renovables y multiplicar las mejoras de eficiencia.

Un ejemplo destacado proviene de Brasil, donde el Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS) utilizó el Sistema PI de AVEVA junto con una plataforma de gestión energética para recuperar 211 mil MWh de energía renovable, equivalentes al consumo anual de aproximadamente 20 mil hogares. Esta mayor visibilidad evitó pérdidas por 11.4 millones de dólares al maximizar el uso de energía limpia.

De las promesas a las pruebas

La sostenibilidad no se ha detenido. Está avanzando desde la intención hacia la infraestructura, de los titulares al cableado y de la ambición a la ejecución. La COP30 pondrá este cambio en primer plano, con debates centrados en la implementación, la digitalización de la transición energética y el financiamiento de la resiliencia climática.

El verdadero progreso dependerá de qué tan eficazmente se conecten los sistemas que ya impulsan el cambio. Porque avanzar en la transición energética no consiste en prometer más, sino en interconectar lo que ya funciona y escalar soluciones que perduren.

Por Lisa Wee, Directora Global de Sostenibilidad de AVEVA

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