Colaboraciones
Jóvenes al frente de las protestas más grandes en Serbia contra la corrupción y el autoritarismo

Belgrado, Serbia. – Lo que inició como un desastre ferroviario se ha convertido en uno de los mayores movimientos de protestas en la historia de Serbia. Cientos de miles de estudiantes y profesores han tomado en diversas ocasiones las calles del país para demandar justicia, fin a la corrupción y cambios serios en las instituciones gubernamentales.
La tragedia que empezó todo
En noviembre de 2024, el techo de una estación de tren recientemente renovada en Novi Sad, la segunda ciudad más grande de Serbia, colapsó, provocando la muerte de 16 personas.
Indagaciones periodísticas y otras denuncias apuntan a contratos dudosos con empresas chinas, falta de regulaciones y materiales de baja calidad.
Ningún alto funcionario ha sido condenado. Incluso el entonces ministro de transporte renunció sin admitir culpa.
Para muchos, estos hechos representan la impunidad y el abuso de poder en el país.
De la indignación a la movilización masiva
Las protestas se esparcieron velozmente: bloqueos en carreteras, marchas de 80 kilómetros aún durante el invierno y huelgas constantes frente a edificios gubernamentales.
Las manifestaciones, en su mayoría pacíficas, fueron casi en su totalidad organizadas por estudiantes serbios.
En diciembre de 2024, se calcula que alrededor de 100 mil personas salieron a protestar en las calles de la capital, Belgrado.
Para marzo de 2025, los números de protestantes rebasaron los 300 mil. Convirtiéndose en una de las mayores concentraciones en la historia del país.
Los manifestantes exigen justicia para las víctimas y transparencia total en la investigación, así como libertad de prensa, la independencia del poder judicial y la erradicación de la corrupción.
No fue hasta el pasado 28 de junio que los grupos estudiantiles cedieron el control del movimiento al resto de la sociedad civil. Fue entonces que tanto las manifestaciones como las medidas de control por parte del gobierno se tornaron más agresivas.
Un presidente bajo presión
El actual presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, quien lleva desde 2012 en el poder se ha visto en el centro de las críticas. Se le acusa de haber concentrado el control de los medios, del poder judicial y de los cuerpos de seguridad del estado.
Algunas organizaciones internacionales han advertido que Serbia se ha convertido en una autocracia blanda, en la cual el sistema tiene un sesgo claro a favor del presidente y su partido.
Los estudiantes también han protestado directamente en contra del canal público RTS, el cual consideran que ha tomado una posición a favor del presidente en las protestas de los últimos años.
Mientras tanto, Vučić ha desestimado las manifestaciones y culpa a los estudiantes de haber sido contratados y manipulados por gobiernos de ‘Occidente’.
Futuro incierto
Aunque la movilización ha debilitado al presidente y a su partido, su salida antes de las elecciones programadas para 2027 sigue siendo improbable.
Vučić se niega a convocar elecciones anticipadas, temiendo que no pueda asegurar una mayoría.
El reto para los manifestantes será mantener la presión durante el verano y gestionar una propuesta política que logre juntar a más ciudadanos y actores relevantes.
Si lo logran, Serbia podría encaminarse a un cambio político histórico. Si no, Vučić podría prolongar su permanencia en el poder.