Columnistas
Elecciones en tiempos modernos
Así como quien no quiere la cosa, el aspirante a candidato presidencial por Morena, Marcelo Ebrard Casaubón, hizo una jugada política bien hecha y le salió de rechupete:
Renunció a su cargo como Secretario de Relaciones Exteriores de México apenas un día después de la famosa cena de unidad organizada por el presidente de México y a la que acudió la crema y nata de este Movimiento.
De hecho, con su renuncia así de anticipada, Marcelo obligó a que Palacio Nacional tuviera que salir a decir que las otras tres “corcholatas” deberán renunciar a sus cargos este lunes 12 de junio si es que quieren contender para ser electo candidato-Morena-4-T.
Probablemente el ex Canciller ya le habría comentado al presidente sobre esta decisión, aunque fue evidente que el Ejecutivo y mandamás de Morena estaba mal parado ante este anuncio y por tanto hizo como que todo estaba dentro de su control…
Semanas antes, el mismo Ebrard Casaubón había insistido en que para participar como “corcholata” en busca de la candidatura presidencial debería haber reglas claras, piso parejo, consulta transparente y sin chanchullos de ninguna especie. Él mismo prometió que el lunes 5 de junio daría a conocer su propuesta para establecer las reglas de la selección interna.
No hubo tiempo. El triunfo de Delfina Gómez en el Estado de México hizo que Morena exaltara su fortaleza y buscara la unidad con rumbo a las elecciones de junio de 2024 e hizo también que las cuatro corcholatas incentivaran aún más el acopia de fuerzas políticas en el país para demostrar su propia fuerza política al interior de Morena-4T.
El gobernador de Oaxaca, Salomón Jara no ocultó en ningún momento que está con las decisiones del presidente y se lo demuestra apoyando a Claudia Sheinbaum. Lo mismo cuando ella fue a Oaxaca para “dar una conferencia” (pretexto bajo el cual hace campaña) y haciendo a un lado a Marcelo Ebrard que los mismos días de mayo estaba en Oaxaca con el pretexto de presentar su libro. Salomón, incluso, envió una “Guelaguetza” a la Ciudad de México para apoyar a la jefa de gobierno…
El tono de Salomón Jara es el de “¿Me está viendo señor Presidente?… estoy con usted”. Poco respeto para los tiempos electorales según la ley, poco respeto para los oaxaqueños que pagan con sus recursos la necesidad política del gobernador, falta de respeto al sistema de partidos y a la democracia que para que sea, existen reglas de acción política, tiempos y electoral en ley… Nada.
Y así otros gobernadores como una secretaria de Estado: Claudia es la preferida (por el momento) del presidente y por tanto los apoyos son para ella…
De ahí que las otras “corcholatas” vean con preocupación estos apoyos políticos nacionales y vean cómo la balanza de las decisiones se inclina hacia Claudia. Pero si alguno supone que la cosa es fácil para ella no es así. De antemano algunos de los aspirantes (Adán Augusto López, Ricardo Monreal y el mismo Marcelo Ebrard) han buscado fortalecerse para pasar la prueba de la popularidad nacional.
Pero no se trata sólo de fortaleza y de romper las reglas de los tiempos políticos señalados por la ley y a los que el nuevo Instituto Nacional Electoral (INE) mira de lado. Cada uno de los participantes tiene su historia política y su experiencia en aquello de jugar por debajo de la mesa. En aquello de intentar anular al adversario sin que los ciudadanos lo perciban, pero sí en su favor.
Ya hemos visto cómo hoy no es tan necesario hacer chanchullos el mismo día de las elecciones. El INE como quiera que sea tiene una responsabilidad en esto. Pero hoy la guerra es soterrada, es casi invisible, es en la trastienda de los grupos políticos, de los actores políticos y de los partidos.
Pero, sobre todo, está a la vista que aquello que se dijo que en esta etapa de México ya no sería como antes, que los de antes hacían esto y esto y esto para hacer chanchullos y aplicar el famoso “dedazo” para elegir al sucesor, que ahora -dice Palacio Nacional- las cosas son distintas y será “el pueblo” el que elija a su candidato… Si, pero no.
Resulta que la elección la hizo el mismo Presidente de México. Lo hizo hace meses y a sus elegidos les denominó él mismo como “corcholatas”. Son cuatro y son de entre ellos que saldrá el que represente a Morena y los dos partidos rémora (Verde Ecologista y del Trabajo) y, a como se ven las cosas en este momento, muy probablemente el elegido será presidente o presidenta de México.
Así que eso de que Palacio Nacional no mete las manos en la elección de los candidatos a sucederlo no es más que una broma macabra, que desgasta al sistema político electoral en México, que desgasta a los partidos, a los actores políticos, a los grupos de partido y a un mundo de desgastes inútiles porque antemano ya desde hoy la elección está hecha y no será el pueblo el que decida a su candidato.
Este es el modelo electoral en estos tiempos modernos, los de la 4-T., los que iban a ser diferentes en lo político, en lo social, en lo económico en lo cultural.
En la sucesión presidencial, lo que hoy vivimos se parece mucho a lo ocurrido en la elección de José López Portillo en los tiempos del priismo más rabioso: aquel 4 de julio de 1976 el candidato por el que votó México fue el único candidato. No había opciones. Como hoy mismo. El presidente de México 24-30 será elegido en Palacio Nacional.