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“Sócrates, su método y el simposio de financiamiento a la vivienda”
Por Federico Pizarro Suárez G.
Como ustedes recordarán de sus clases de lógica, ética y filosofía, Sócrates fue un filósofo clásico griego considerado como uno de los más grandes, tanto de la filosofía occidental como de la universal. Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia.
Su método de enseñanza conocido como debate socrático o método de Sócrates, es uno de los enfoques educativos más antiguos que persigue la enseñanza junto al desarrollo del pensamiento crítico. Su principal característica es la eliminación de pretensiones de certeza con el objetivo de animar a una comprensión más profunda de un tema en particular. Básicamente, hay que cuestionarlo todo sin dejar ninguna situación por investigar. El método se desarrolla a través de un debate sobre un tema en el que pongan en duda todas las nociones preconcebidas para intentar descubrir el verdadero significado.
El verdadero propósito del método socrático no sería definir y afirmar lo que es un concepto, paradigma, tema o divergencia de opinión, sino aumentar la compresión sobre el punto del que se habla. Se utilizan las propias palabras del individuo para convencerlo de que sabe menos de lo que pensaba viéndose obligado a abrir su mente a nuevas posibilidades que no había considerado antes. En lugar de comenzar diciendo cómo o qué hay que pensar, el método socrático permite el descubrimiento de la respuesta por uno mismo. Esta capacidad de encontrar nuestro propio camino es al final lo más importante.
Habiendo recordado estos conceptos filosóficos que quizá en algún momento consideramos lejanos y hasta inútiles, los recojo para explorar para explorar y cuestionar sin denostar, el ejercicio del “Simposio de Financiamiento a la Vivienda” organizado por la Asociación de Bancos de México, y que celebró su sexto aniversario en fecha reciente. El esfuerzo por realizarlo, su convocatoria, temáticas y currícula de los participantes es en verdad notable y plausible, sin embargo, su desarrollo, debate, conclusiones y compromisos acaban quedándose cortos y simplistas.
Los páneles terminan siendo un discurso informativo de las acciones realizadas por la instancia representada por el expositor, sus múltiples logros y acciones, siendo que en ningún momento se utiliza un método o proceso de cuestionamiento que verdaderamente involucre a las posiciones ahí representadas a exponer sus necesidades, requerimientos, ofertas o al menos un elemental punto de vista sobre alguna situación que atañe a la industria en su conjunto o parcialmente.
Al foro le falta la representación de la cadena de valor en su conjunto, desde la regulación de la tenencia de la tierra y normatividad, desarrolladores, constructores, proveedores, autoridades en los tres niveles de gobierno, intermediarios financieros, comercializadores y organismos de apoyo. Las exposiciones deben situarse en la resolución o al menos dictar la agenda hacia la resolución de los diferentes problemáticas que atañen a este importante sector, y no quedarse en la retórica de lo “bien que lo hemos hechos”, lo “rápido que reaccionamos”, lo “malo que era el pasado” y “lo estupendamente bien preparados que estamos”
El incremento de densidad en las principales ciudades, el presupuesto y metodología general de subsidios, la oferta bancaria para el sector y sus programas especiales, la contención de la cartera vencida ante la disminución del empleo, la corrupción en la permisología antes, durante y terminada la construcción, la participación de la banca de desarrollo en garantías para programas de compra de tierra, vivienda en renta y su correlación con las diversas Onavis, la modernización de los registros públicos de la propiedad, la carga impositiva en las transacciones de compra venta, son sólo una breve lista de la infinidad de temáticas que están presentes en los requerimientos pero ausentes en la discusión y sobre todo en el compromiso de solución.
En verdad espero que seamos capaces de hacernos las preguntas adecuadas por incómodas que éstas sean, que nuestros intereses se alineen hacia los objetivos comunes y que entendamos que para crecer hay que cuestionar y actuar en consecuencia.