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Los edificios inteligentes

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Las construcciones con características como sistema elemental de automatización del edificio, con la posibilidad, por ejemplo, de seleccionar los sistemas de iluminación, seguridad, calefacción, ventilación y aire acondicionado de forma independiente, para modularlos a la medida de sus necesidades, son cada vez más comunes.
En México, son emblemas de estas construcciones torres como la torre BBVA Bancomer, Torre Reforma y Reforma 509, los cuales se encuentran entre los cinco edificios inteligentes en proceso de construcción más sofisticados de México.
Esto, debido a la tecnología que han usado en sus procesos constructivos, así como en la autonomía de gestión y operación que tendrán, calificaron expertos.
A estos se suman la segunda etapa de Plaza Carso y el complejo de Grupo Danhos en Toreo, los cuales cubren altas especificaciones técnicas, que buscan el confort de los usuarios finales y los ubica entre los más amigables con el ambiente, según el Instituto Mexicano del Edificio Inteligente (IMEI).
Entre los detalles que hacen inteligentes a este tipo de edificaciones, que los elevadores están equipados con computadoras que registran horarios y movimientos del personal para ponerse en periodos de actividad o de descanso y reducir el uso de energía eléctrica.
Pero como funcionan los edificios inteligentes:
Utilizan la tecnología de la información durante la operación para conectar una variedad de subsistemas, que generalmente funcionan de manera independiente, de modo que pueden compartir información para optimizar el rendimiento total del edificio.
La conectividad y la capacidad para interactuar con objetos y personas definen a estas arquitecturas. Los edificios inteligentes están conectados y responden a la red eléctrica inteligente, por eso consiguen interactuar con los operadores y ocupantes de los edificios para capacitarlos con nuevos niveles de visibilidad e información procesable.
Habilitados por la tecnología, esta nueva generación de edificios contiene dispositivos mecánicos complejos, sofisticados sistemas de control y un conjunto de características para mejorar la seguridad, el confort y la productividad de los ocupantes.
Muchos de estos sistemas involucran la comunicación de máquina a máquina, pero como los datos son de naturaleza general y los protocolos de comunicación han sido patentados, la información solo fluye a través de ciertas rutas.
El edificio inteligente requerirá conectividad entre todos los equipos y sistemas en un edificio. Un ejemplo es el uso de datos del sistema de seguridad del edificio para apagar las luces y reducir el uso de calefacción cuando los ocupantes no están presentes.
El movimiento hacia dispositivos y sistemas interoperables y conectados dentro de un edificio requiere la cooperación entre diferentes partes, muchas de las cuales son competidores de negocios.
Cuando se logra esa colaboración efectiva, el resultado es un edificio donde la iluminación, el aire acondicionado, la seguridad y otros sistemas comparten datos libremente y en tiempo real, lo que lleva a una mayor eficiencia, más seguridad y comodidad, y un menor coste de operación de la instalación.
Pero, para que los edificios inteligentes sean una apuesta realista es preciso garantizar su usabilidad. La curva de aprendizaje debe ser mínima y, para ello, tiene que proporcionar herramientas intuitivas diseñadas para mejorar los esfuerzos de las personas que interactúan con ellos

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