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Hacienda Katanchel, lugar para hospedarse en medio de la naturaleza

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Convertida en hotel a mediados de los 90, la Hacienda Katanchel representa uno de los lugares de hospedaje más atractivos de la península de Yucatán, entre otras cosas por estar en el medio ambiente y tener “una nueva elegancia”, fomentados por sus dueños: Mónica Hernández y Aníbal González, quienes platicaron con Viajando En Concreto sobre ese lugar que es su vida y pasión.

Estar ahí, es ser recibidos como en su propia casa, con 22 hectáreas de jardines diseñados por ellos y 40 habitaciones con sana distancia que además ser característica apropiada para estos tiempos de pandemia, se puede disfrutar de la privacidad en medio de la naturaleza.

La hacienda que data del siglo XVI, pero fue hasta principios del XVII que fue construida la casa principal, está ubicada en el Kilómetro 26 carretera Mérida Cancún a 45 minutos del Aeropuerto Internacional de Mérida.

El lugar conserva algunas de las columnas y pisos que formaron parte de antiguas ruinas mayas (observatorios) donde se realizaban ceremonias que involucraban la contemplación de la Vía Láctea. De aquí que la hacienda se nombrara Katanchel que en maya significa «donde se pregunta al arco del cielo».

La recuperación de la Hacienda nace de un ambicioso proyecto de reforestación de árboles nativos donde se lograron plantar más de 175 mil ejemplares. La restauración del casco estuvo a cargo del propio Aníbal González quien recobró la casa principal, transformando la hacienda en un santuario de naturaleza y relajación, que hoy se ha convertido en un exclusivo Hotel eco-luxury.

Aníbal y Mónica narran sobre los orígenes como comenzaron a sembrar árboles de cedro y caoba, pero cambiaron a plátano y papaya. “Comencé a hacer la vegetación media, baja y a largo plazo. Aníbal quería vegetación inmediata, entonces sembramos plátanos y papayas… Con los años descubrí cuando se puede comenzar a plantar. Eso lo supe con la reforestación de dos hectáreas de jardines, donde están todos los pabellones y de ahí poco a poco comenzamos a tener rendimientos”, platicó Mónica.

Los pabellones restaurados de ese lugar conservan su encanto original, brindan una atmósfera que transportará a una época de opulencia y confort, al tiempo que incorpora comodidades modernas y ambientes agradables.

Sus huéspedes podrán disfrutar de sus albercas privadas con aguas extraídas de manantiales libres de químicos, ofreciendo un entorno de bienestar y la sofisticación de un resort de lujo que procura especial atención al cuidado de su entorno natural.

Este lugar, que aplica las medidas sanitarias establecidas, forma parte de Operadora Rumbo al Trópico, ha ganado ser mencionado en el bestseller según el New York Times “Los 1001 lugares que hay que visitar antes de morir”.

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