Columnistas
Marchas, diálogo y democracia
Hasta hoy se han expresado en México un número importante de organizaciones de trabajadores, de gente del campo, profesionistas, servidores públicos despedidos, otros que reclaman salarios justos o trabajo o apoyos para el servicio de salud pública, medicinas, tratamientos… y tantos…
Sin embargo será hasta finales de este mes cuando ocurran manifestaciones-marchas organizadas por grupos sociales con un interés público general: el de la seguridad, el del fin de la criminalidad y por la falta de estrategias –dicen- que contengan la ola de muertes y violencia que agreda a la sociedad mexicana. Otras serán por la cancelación de proyectos que afectarían –dicen también- al entorno ecológico, animal y a comunidades indígenas.
Durante sus visitas al interior del país, al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la población le ha expresado su preocupación por la violencia criminal que ocurre en casi todo México. Al reclamo de la tragedia ocurrida en Tamaulipas apenas al comenzar el año, en “La mañanera” del 2 de enero de este 2020, dijo:
“Sigue habiendo enfrentamientos, violencias, quiero decir que afortunadamente esta situación no se da en todo el país, los homicidios se concentran básicamente en 10 estados, estamos hablando del 80 por ciento de los homicidios”. Y dijo que uno de sus propósitos para el año que comienza es el de “serenar al país”…
El serenar al país significa que percibe que hay crispación social, que la gente no ha visto que lo que se hace corresponda con una disminución de la criminalidad y que sí, por el contrario, aumenta cada día. Las confrontaciones entre grupos son todos los días en México, con los “daños colaterales” en los que muere gente inocente. Especialistas señalan a 2019 como el año con mayor cantidad de homicidios dolosos, a los que estiman en 38 mil en tan sólo doce meses…
Dos grandes impactos en apenas unos meses son parte del caldo de cultivo de esta situación: En Culiacán, la tarde del jueves 17 de octubre, ocurrió una gran balacera con muertos y heridos. Luego las evasivas respuestas del Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, diciendo que esto ocurrió porque los cuerpos de seguridad fueron agredidos cuando “pasaban por ahí”; más tarde tuvieron que reconocer que fue un operativo fallido y, lo peor, que habiendo detenido a su objetivo: Ovidio Guzmán, lo dejaron libre “para evitar una masacre”…
Así que se hace un operativo fallido y luego habría que agradecerles que no fuera a más en muertes inocentes.
Luego lo ocurrido con la muerte de 9 personas –tres mujeres y seis niños- de la familia LeBaron en Sonora. Esto desató aún más la indignación social porque fue una masacre que impactó a todos por la manera en que ocurrieron los hechos y el que hubiera niños entre las víctimas.
El mismo 2 de enero el presidente dijo:
“No hemos –su gobierno- podido disminuir la incidencia delictiva, siguen habiendo muchos homicidios” e hizo alusión a estados del país con cifras muy altas de criminalidad: refirió ese día a Guanajuato, Tamaulipas, Jalisco, Michoacán, Estado de México y Guerrero… “y otros” (ninguno de ellos gobernado por Morena) sin mencionar a la Ciudad de México, Veracruz o Puebla…
Es así que ya se anuncian dos marchas de organizaciones civiles encabezadas por conocidos activistas:
La primera de ellas es convocada por el mismo Julián LeBaron y Javier Sicilia, quienes anuncian una “Marcha por la Paz” con activistas y defensores de derechos humanos y que saldrá de la Paloma de la Paz, en Morelos, el 23 de enero y esperan realizar un gran mitin en el Zócalo capitalino el 26. La protesta será “por la inseguridad que sigue permeando en nuestro país, así como por la fallida estrategia de seguridad planteada por el Gobierno…”.
La otra es la que ya anuncia el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que se opone a la construcción del Tren Maya, argumentando que causará graves daños a las comunidades indígenas de la zona y que la consulta que se llevó a cabo para su aprobación social fue una estrategia sin razón ni sustento democrático. Esta movilización será en la Ciudad de México, el 21 de febrero –dijeron-.
Un día antes habrá «acciones dislocadas en México y el mundo en defensa del territorio y la madre tierra, por justicia para nuestros muertos, nuestros desaparecidos, nuestros presos y en contra de los megaproyectos de muerte», argumentan.
La marcha se llama «Samir somos todas y todos«, en honor a Samir Flores, un locutor de la radio comunitaria, defensor social y del medioambiente que fue asesinado en febrero de 2019. Concluirá el 22 de febrero en la comunidad de Amilcingo, municipio de Temoac, en Morelos, el lugar del proyecto de la termoeléctrica de Huexca, con un acueducto y gasoducto que cruzará los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala y que, según el EZLN, afectaría a 26 pueblos.
Ahí están las marchas anunciadas para el inicio de este año. El presidente ha dicho que están en su derecho y con base en la libertad de expresión. Bien.
Y que lo diga él mismo que sabe la importancia de este recurso pues durante años fue el impulsor de movilizaciones de esta naturaleza. Ojalá si, que predomine en esto el respeto mutuo, el diálogo, la razón, la libertad de expresión, la libertad de tránsito, el respeto a los derechos humanos..
… Y que hoy, a diferencia de entonces, el presidente recupere la experiencia de reclamar para ser escuchado. Le toca escuchar. Ojalá sí. Es democracia. Es libertad y es la posibilidad de que el gobierno federal se entienda con otros mexicanos, que también son pueblo bueno.