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Economía

Perspectivas y riesgos económicos 2023

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En nuestro País, durante 2023 el Producto Interno Bruto (PIB) tendrá un crecimiento del 0.5 por ciento, con una inflación del 5.6 por ciento, una tasa de fondeo del 11.25 por ciento y un tipo de cambio de 20.80 pesos por dólar, estiman Alejandra Marcos, Santiago Fernández y Luis Valdez Villalba, directora, subdirector y analista en Intercam Grupo Financiero.

En su documento “Perspectivas 2023”, los especialistas, detallan el comportamiento y riesgos de cada una de las variables macroeconómicas señaladas.

Producto Interno Bruto. – El próximo año luce complejo, porque se espera que la desaceleración global continúe profundizándose, anticipándose una recesión en Estados Unidos a mitad del 2023, como consecuencia de los efectos de altas tasas de interés a nivel global, implementadas para controlar la inflación.

Lo anterior tendrá implicaciones importantes para el crecimiento en México, que podría comenzar a ver un ritmo de expansión mucho más moderado a nivel de exportaciones, conforme la demanda y el sector industrial en Estados Unidos se enfrían. A ello, se suma una expectativa de que la alta inflación y tasas de interés gradualmente impacten también en las tasas de recuperación del mercado interno, particularmente el consumo, por lo que nuestro principal motor de crecimiento podría también perder fuerza.

Un factor que puede ser decisivo para mantener el crecimiento será la inversión, que podría ser impulsada por la inversión extranjera directa en un contexto de reconfiguración de cadenas productivas (nearshoring) que ya ha comenzado en 2022. No obstante, no es del todo claro que el fenómeno sea suficiente para detonar un nuevo ciclo de inversión en México, pues las altas tasas de interés y las ajustadas condiciones financieras a nivel global podrían limitar la capacidad de financiamiento de nuevas inversiones y podrían jugar en contra de una mayor inversión.

Inflación. – Los especialistas consideran que permanecerá por encima del rango objetivo de Banxico a lo largo de todo el año; siguiendo una lenta trayectoria descendiente para concluir en un nivel de 5.6 por ciento anual.

Dicha dinámica a la baja se explica principalmente por la base de comparación, aunada a la completa dilución de los choques por el lado de la oferta que prevalecieron durante gran parte del año y en menor medida por una moderación en el consumo. Por su parte, los riesgos al alza para la inflación se mantienen por el lado de la subyacente, puntualmente por mayores precios en servicios y mercancías vía la importación de insumos y acompañada de una depreciación cambiaria.

Política Monetaria. – Los analistas consideran que existe poco espacio para que Banco de México (Banxico) pueda desacoplarse de la Reserva Federal Estadounidense (FED) sin observar un deterioro en los flujos extranjeros a cartera, lo cual tendría implicaciones en el tipo de cambio. Por ello prevén que la FED mantenga su tasa sin cambios por todo 2023 en 5.25 por ciento, como medida preventiva ante nuevos brotes en la inflación.

Tipo de cambio. – Las presiones al alza para el tipo de cambio podrían seguir siendo limitadas, por lo que proyectan una depreciación suave para el tipo de cambio hacia 20.8 pesos por dólar, considerando un dólar que se mantendrá relativamente fuerte a nivel global, con una inflación que desciende lentamente en Estados Unidos y obliga a la FED a mantener tasas de interés altas por más tiempo.

Señalan que una de las razones que ha apuntalado la fortaleza de nuestra moneda son los flujos de divisas provenientes de las remesas que alcanzan máximos históricos, inversión extranjera directa y exportaciones. La suma de estos flujos ha reducido la demanda de divisas del exterior, elevando la disponibilidad de dólares a nivel local para financiar la actividad económica.

Otra de las razones medulares que ha explicado la apreciación del peso es el diferencial de tasas de interés de México frente a Estados Unidos. Si bien Banco de México no tiene un objetivo de diferencial de tasas, procurar un amplio diferencial le ha ayudado a evitar salidas de capitales y mantener anclado al tipo de cambio.

En lo tocante a los riesgos, consideran los siguientes:

Sorpresas de inflación. El más importante es una inflación que descienda más lento de lo estimado en Estados Unidos y se estabilice en niveles muy por encima del objetivo de la FED. Esto podría implicar una tasa de interés que alcance niveles más altos en Estados Unidos antes del final del ciclo de incrementos de la FED y, por lo tanto, episodios de volatilidad y aversión al riesgo en los mercados, desaceleración más profunda en el crecimiento a nivel global y condiciones financieras más apretadas que incrementen los riesgos de una recesión más profunda.

Recesión. Dado que aún se desconocen los niveles a los que se estabilizará la inflación y las acciones que se requerirán de los bancos centrales para garantizar su convergencia a las metas de política monetaria, el impacto de la inflación y las tasas de interés para 2023 aún es desconocido. De momento, se espera una recesión moderada en Estados Unidos, pues la economía aún se mantiene en buena forma y se estima que la inflación eventualmente bajará al objetivo de la FED, sin que deben subir las tasas mucho más allá del 5 por ciento-5.25 por ciento.

Finanzas Públicas. La desaceleración de la economía en 2023 podría tener implicaciones negativas sobre la recaudación fiscal, llevando al gobierno federal a recurrir a recortes en el gasto para cumplir con el objetivo de déficit. Sin embargo, la necesidad de mantener a flote los programas sociales por su posible costo electoral en el año previo al a las elecciones presidenciales podría incentivar a la actual administración a abandonar su hasta ahora férrea disciplina fiscal.

TMEC. Durante el verano EUA y Canadá abrieron el proceso de consultas para resolver las disputas sobre las políticas energéticas impulsadas por el presidente López Obrador. Los socios comerciales de México argumentaron en su momento que la postura de la actual administración viola el acuerdo comercial al beneficiar a las empresas del estado mexicano, no otorgarles permisos de operar a extranjeros y una ventaja injusta de la paraestatal del estado al no ser obligada a migrar a energías limpias.

 A lo anterior, se suma el relevo de liderazgo al frente de la Secretaría de Economía, siendo ahora encabezada por Raquel Buenrostro, que cuenta con un gran historial como funcionaria pública, pero con limitada experiencia en materia comercial.

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