Destacada
México requiere plan alternativo que revierta recesión económica
Se requiere impulsar mayor contenido nacional de los hecho en México: IDIC
Frente a la desaceleración económica que vive México, aparejada con una alta inflación y la pandemia que parece no tener fin, es necesaria la adopción de una política económica de orientación industrial, que impulse un mayor contenido nacional de lo Hecho en México, consideró José Luis de la Cruz Gallegos, presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
En entrevista con GRUPO EN CONCRETO, el especialista consideró que, para lograrlo, se requieren nuevos proyectos de infraestructura, de colaboración público-privada que aproveche la migración de algunas empresas hacia América del Norte, apoyada en una mayor participación de la banca de desarrollo y el combate a la informalidad e importaciones ilegales puede atenuar la desaceleración, la inercia no. “El beneficio sería mayor creación de empleo y crecimiento”.
Destacó que luego de la información sobre el Producto Interno Bruto (PIB) que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se puede confirmar que la economía mexicana se mantiene a la baja, resultado de la debilidad del sector servicios y la moderación en la expansión del sector industrial, ambos ciclos se encuentran a la baja.
“Lo que permite abrir la reflexión sobre si México enfrenta una nueva recesión o si únicamente se encuentra en una marcada desaceleración. No obstante, si bien esto último es trascendental para determinar las estrategias concretas de política económica adecuadas, particularmente porque representaría la primera ocasión desde la administración de Miguel de la Madrid en que el país registre dos recesiones en menos de seis año y en el corto plazo lo fundamental es determinar qué acciones se pueden tomar para enfrentar la pérdida de vigor que exhibe el sistema productivo nacional y lo cual provocó una caída de (-) 1% en promedio en los primeros cuatro trimestres de la administración y que el PIB se encuentre en el nivel de inicio del 2016 .
En ese sentido, de la Cruz Gallegos, indicó que, aunque para el 2022 se puede estimar un aumento de 1.4%, derivado de un primer semestre del año en donde el crecimiento será cercano a cero por ciento y lo que confirma que será hasta el segundo semestre del 2023 cuando la economía mexicana recupere el nivel que tenía a inicios del 2019.
El presidente del IDIC, mencionó que esto ocurrirá por 10 factores: La desaceleración heredada por el 2021 en los sectores servicios e industrial; la expectativa de alza en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de México; la mayor presión inflacionaria en 20 años tanto para los precios al consumidor como para el productor; el menor ritmo de crecimiento que se espera en Estados Unidos y la Unión Europea; así como el avance de las importaciones, que en el consumo privado ha desplazado a lo Hecho en México.
Recordó que el saldo estructural que arrojó la crisis del 2020, la pérdida neta, de acuerdo con el INEGI, de 400 mil unidades productivas redunda en un debilitamiento potencial de la inversión productiva y del mercado laboral. Esas 400 mil empresas representan cuatro años de retroceso en su gestación.
Entre ellos, citó la afectación estructural que se observa en sectores estratégicos como construcción, automotriz, extracción de petróleo y gas, generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, servicios profesionales, servicios educativos, servicios de salud, así como los retos que enfrentan los sectores turismo, de entretenimiento y de restaurantes y el ajuste que se vive en los servicios de renta y construcción de oficinas y vivienda.
El analista económico, precisó que a esas afectaciones se agregan las que a su paso ha dejado el Covid-19 y los efectos negativos que ello tiene para el mercado laboral en materia de ausentismo, incapacidades y modificación de esquemas de trabajo.
Frente a ese panorama, de la Cruz Gallegos, dijo que la alternativa para enfrentarlo, es necesario contar con un programa económico contingente de tesitura industrial y enfocado al desarrollo social que permita potenciar a los sectores productivos internos que tienen la capacidad de atenuar la desaceleración que ya se observa.
“Nuevos proyectos de infraestructura deberán ser impulsados con un mayor contenido nacional y en donde se involucre una mayor participación de empresas establecidas en México. La banca de desarrollo podría impulsar a los sectores estratégicos que tienen la capacidad de competir tanto en el mercado interno como en los mercados internacionales y que al mismo tiempo sean garantes de generación de empleo e incremento en la inversión productiva”, expuso.
Añadió que para revertir la tendencia negativa en la edificación es fundamental porque ello implica reactivar la inversión asociada a sectores productivos que hoy han moderado su ritmo de expansión.
Así también, precisó que se debe garantizar la eliminación del comercio desleal que es otro paso por dar para evitar un mayor desajuste en las cadenas productivas mexicanas.
“En esencia, las cifras con las que contamos, confirman la pertinencia de evitar una mayor desaceleración a través de la aplicación de un programa de política industrial, representa el único mecanismo que ha logrado tener éxito a nivel global en la época de la pandemia”, dijo.
Sin duda, añadió, el contexto es retador, la inflación continúa al alza en la mayoría de los países, las cadenas de suministros evidencian fallas estructurales y la calidad del empleo generado son los retos que deben considerarse al realizar estrategias para revertir la desaceleración.
Agregó que si bien el sector exportador continuará avanzando, sus niveles serán menores por el desempeño de Estados Unidos, pero insistió en la necesidad de contar con un plan alternativo estratégico que contenga planes de inversión en “lo Hecho y Creado en México” para fortalecer las cadenas de valor dentro del país que generen la base productiva y que a su vez aumente la creación de empleos de mayor valor agregado, ese debe ser uno de los objetivos del Presupuesto, una finalidad necesaria para mantener el ritmo establecido de recuperación de 4%.