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Economía

Difícil evaluar efecto modificaciones T-MEC: HR Ratings

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Los analistas de la calificadora HR Ratings señalan en un estudio que es difícil evaluar el efecto de largo plazo de las modificaciones hechas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e incorporadas en el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), por lo que podrían tener un efecto marginalmente positivo para México, con un beneficio mayor para los Estados Unidos; aunque también el resultado final podría ser negativo tanto para México como para los Estados Unidos.

En el documento “México, el T-MEC y el contexto político, comercio internacional y la manufactura”, https://www.hrratings.com/pdf/Mexico%20y%20el%20T-MEC.pdf, los especialistas consideran que el T-MEC ha sido criticado por ser un tratado comercial atípico, esto en el sentido de que en lugar de liberar el comercio internacional lo que hace es imponer restricciones.

Opinan que estas restricciones son consecuencia del desempeño del sector manufacturero en los Estados Unidos en los últimos años y de las fuertes presiones políticas que esto ha provocado, con patrones similares en otras partes del mundo, y que significa un rompimiento de paradigmas, como lo detallamos en la conclusión de este reporte.

En cuanto a la evolución del TLCAN al TMEC, HR Ratings supone que su impacto será marginal en el corto plazo. Por el lado positivo, se elimina la posibilidad, que siempre consideramos limitada, de una salida unilateral por parte de los Estados Unidos, como lo había anunciado el presidente Trump en caso de que el TLCAN no fuera modificado para reflejar las preferencias proteccionistas del presidente de los Estados Unidos. Además, ahora existe un entorno estructuralmente más claro en donde las empresas pueden determinar sus estrategias de inversión.

Desde su punto de vista, la cuestión más relevante por evaluar en el largo plazo es el efecto neto de los dos cambios más importantes:

  • El incremento del contenido regional requerido en la industria automotriz.
  • Las medidas que tienen la intención de aumentar la participación estadounidense dentro del incremento del contenido regional.

En un escenario positivo, las ventas de vehículos domésticos (dentro del T-MEC) aumentarían, con un valor agregado regional mayor y un incremento de este en los Estados Unidos. Aunque México podría perder algo de su participación en el valor agregado regional, esta pérdida podría ser mitigada como consecuencia de las mayores ventas en el agregado.

En un escenario menos optimista, todos los socios podrían perder como consecuencia de los cambios que incrementarían el costo de un vehículo regional, haciendo más competitivas a las importaciones aún con los aranceles actuales.

En términos de las reglas de origen, el nuevo acuerdo establece que para no estar sujeto a aranceles, el contenido regional en el valor agregado de los automóviles debe de ser de 75%, lo que refleja un incremento comparado con el 62.5% requerido actualmente. En teoría, esto debe de beneficiar a todos los socios.

Las nuevas reglas también requieren que para no ser sujeto a aranceles, entre el 40% y el 45% del valor final del producto debe de haber sido elaborado por trabajadores con un salario mínimo de 16 dólares la hora; lo que genera una desventaja para México.

No obstante, existen otros factores por considerar. Si el incremento en el contenido regional implica la sustitución de insumos importados que provienen de zonas con una mano de obra más cara o más intensivos en capital (por ejemplo, de Alemania), el beneficio sería para los Estados Unidos y Canadá.

Si el incremento implica la sustitución de insumos importados que provienen de zonas con una mano de obra más barata (por ejemplo, importaciones de China) el beneficio sería para México.

Además, hay que tomar en cuenta la posibilidad de que el incremento en el contenido regional requerido en el nuevo acuerdo puede resultar en un costo final mayor, de tal manera que las importaciones fuera de Norteamérica serían más competitivas, aun pagando el arancel.

El requerimiento de un mayor contenido regional, aunado a una mano de obra más cara, puede reducir la competitividad de coches hechos en Norteamérica, derivando en un aumento de las importaciones.

NUEVOS PARADIGMAS 

Para los analistas de HR ratings, estas distinciones entre México y los Estados Unidos en cuanto a su desempeño y evolución económica son más que interesantes en sus comparaciones y contrastes. De igual manera, estas han tenido y podrían seguir teniendo implicaciones adicionales importantes en la política de los Estados Unidos, afectando la naturaleza de la relación comercial entre los dos países.

La debilidad del sector manufacturero tanto en términos absolutos como en términos relativos a la economía en su conjunto ha resultado en presiones políticas muy importantes.

De acuerdo al punto de vista de los especialistas, la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 puede ser atribuida en buena parte a este fenómeno. El partido Republicano pudo ganar el apoyo de elementos del electorado (el trabajador “blue-collar”) que tradicionalmente habían votado por candidatos Demócratas. Esto hace entendible el hecho de que los cambios más polémicos en el T-MEC, referentes a inspecciones laborales, fueron promovidos por el partido Demócrata en la Cámara de Representantes. Estos cambios a su vez eran impulsados por los sindicatos de trabajadores.

Dado el apoyo bipartidista, algo muy raro en el entorno político actual de los EUA, no es descartable ver más presiones para cambios adicionales en el futuro.

La importancia de los cambios comentados en los párrafos anteriores es aún más relevante en el contexto internacional. Las recientes elecciones en el Reino Unido, dominadas por el factor Brexit, muestran una evolución similar. Esto, con el fuerte apoyo recibido por parte del partido Conservador de votantes en áreas que han visto el deterioro de su base manufacturera, son votantes que por décadas han votado por el partido laborista.

De esta forma, se están viendo transformaciones electorales en donde los partidos conservadores están modificando sus posturas tradicionales globalistas a políticas más nacionalistas y proteccionistas. El resultado sería un conjunto de políticas que no se han visto en el pasado, con consecuencias inciertas.

En los Estados Unidos, algunos círculos conservadores que han expresado su oposición al T-MEC debido a sus características proteccionistas. Al mismo tiempo, la administración del presidente Donald Trump ha seguido una política fiscal bastante expansionista que normalmente hubiera provocado una fuerte oposición por parte del partido Republicano.

En el Reino Unido, el gobierno Conservador quiere enfatizar una política pública propia, no ligada al marco regulatorio determinado en Bruselas, enfocado a sus intereses nacionalistas, pero al mismo tiempo, pretendiendo enfatizar la importancia de Londres como centro financiero global.

En cuanto a México, los analistas opinan que se ve un gobierno que sigue una política que refuerza el papel de las empresas estatales en el sector de energía (criticando su abandono en las administraciones previas), pero al mismo tiempo ha seguido una política fiscal austera y de contención de la deuda pública, lo que se encuentra en aproximación a las políticas tradicionales del partido Republicano estadounidense.

De esta manera se indica que estos tiempos son de rompimiento de paradigmas, creando un nuevo entorno, cuyas características todavía no se han definido.

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