Columnistas
2024, cambios a la mitad del camino
Las piezas ya se están moviendo. Los cambios están a la vista. Las altas y bajas de estrellas, estrellitas y asteroides de la política nacional serán moneda del cuño corriente cada día desde que se comenzó a quitar la corcholata a las botellas, según afirmó Palacio Nacional el 12 de julio.
… Y comenzó la rebatiña dentro de Morena. Los dimes y diretes ni se diga. Los jaloneos por debajo de la mesa. Máscara contra cabellera. Todo con rumbo a las elecciones de 2024 en México, año que se presagia muy convulso desde ahora…
Por estos días, el ambiente político en general se calienta luego de ese toque de salida. Y a partir de ya, veremos cómo muchos políticos-funcionarios públicos acomodarán su silla para saltar a otra en la menor oportunidad; que políticos chapulín de tal o cual partido brincan a otro y a otro y a otro, de acuerdo con sus propios intereses a futuro; veremos también cómo partidos políticos de minoría venderán caro su amor, aventureros a quien necesite sus votos y “su apoyo”.
Por lo demás ahí está el caso del pleito Ejecutivo Nacional y Ricardo Anaya un panista recalcitrante, ex candidato presidencial por el Partido Acción Nacional y hoy señalado de presuntos delitos según un señor a quien se sigue proceso de verdad o mentira, el señor Emilio “N”, quien fue traído del extranjero y quien se sintió mal durante el viaje y quien desde la escalerilla del avión fue enviado a un hospital para su atención y luego a su casa para seguir desde ahí el procedimiento y –según se dice– hacer denuncias-acusar-señalar probables complicidades. ¿Quién tiene la razón? La ley lo dirá.
En todo caso el tema 2024 ya está en punto. Tan sólo en la Ciudad de México la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a quien llevan a recorrer la República ‘para mostrar sus logros capitalinos’, como fue el 27 de agosto en Chiapas, durante la gira del presidente a esta entidad.
O como ocurre con otras entidades en las que los gobernadores están deshojando la margarita para alcanzar la gran policía nacional, o para que se acepte como su relevo a su propio candidato o para que al término de su gestión sus espaldas estén protegidas, como podría ser el caso de Oaxaca, en donde el gobernador Murat Hinojosa ha pasado de priista a morenista sin solución de continuidad.
El país está en fase de turbulencia política, a pesar de los pesares y aun con la pandemia de salud que hace estragos y causa dolores humanos y para la que estamos inermes y sin apoyos ni estrategias ni protocolos de gobierno que pudieran paliar su impacto dañino; como también ocurre con la economía nacional que está pegada con alfileres y en la que la inflación sube y el PIB baja…
Y ya se ve –decíamos- que los cambios están a la vista. El más vistoso fue el 26 de agosto con la renuncia de doña Olga Sánchez Cordero a su cargo como secretaria de Gobernación desde 2018 para regresar a su curul del Senado de la República y comandar la Mesa Directiva a partir del próximo miércoles y durante el primer año de la LXV Legislatura.
Para esto, Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara alta y aspirante a aparecer en las boletas electorales en 2024 ‘llueva truene o relampaguee’, desarticuló las aspiraciones de cinco senadoras morenistas que hicieron trámite para ocupar esa posición legislativa. (Ana Lilia Rivera, Malú Micher, Imelda Castro, Bertha Caraveo y Marybel Villegas).
Y llega a la Secretaría de Gobernación el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, un gobernante hecho en aquella entidad, con una larga trayectoria priista, luego perredista y ahora morenista. Está bien. Muchos reprochan su inexperiencia en la gran política nacional y su obsecuencia con el Ejecutivo Nacional, quien le dio la bienvenida al cargo con palabras más de fraternidad que de exposición de virtudes y capacidades.
En todo caso lo que sigue es lo que importa, e importa que el país salga del atolladero político y social en el que está, que terminen las confrontaciones y las polarizaciones…
Llega en momentos en los que el país requiere ser uno sólo y no los dos o tres Méxicos en los que se ha transformado en los tres años recientes y a los que se ha impulsado hacia la confrontación.
Llega en momentos de altos índices de criminalidad, de violencia de agravios; llega en momentos en los que los actores políticos se organizan para el 2024 y arrasan voluntades en favor o en contra: ‘Caiga quien caiga’. Llega en tiempos de pobreza y quebranto. De pandemia cruel. De enojo social…
La Secretaría de Gobernación atiende la política interna del país. Y el país y su gente son uno solo. Ojalá el nuevo secretario esté dispuesto a trabajar por México y los mexicanos. Que no se cumpla el murmullo de que será obediente procesador de voluntad ajena y de mano dura. No.
México necesita hombres de Estado que contribuyan a fortalecer a la nación y a su gente, de cualquier credo u ideología, sin distingos. Hombres obedientes hay muchos. Hombres de Estado pocos, pero cuando los hay dan lustre al país y a su propia vida.
Hacer trabajo fino, incluyente –nunca excluyente-; defender los grandes intereses nacionales y no de partido o de gobierno exclusivamente. Hay muchísimo trabajo de justicia y equilibrio social por hacer. Esa será la tarea. ¿La hará el nuevo secretario de Gobernación? Ojalá. Si. Ojalá.