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Crédito a gobierno se acelera, al privado disminuye: BBVA

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En un webinar con los medios de comunicación, los analistas de BBVA México señalaron que el crédito al sector privado se desaceleró por una menor demanda, por lo que las carteras de empresas y consumo se contrajeron, mientras que la de vivienda redujo su dinamismo, en tanto que el financiamiento al sector público se aceleró de una manera significativa.

En la presentación del estudio “Situación Banca México 2S20”, se detalló que el crecimiento nominal del financiamiento al Sector Privado No Financiero (SPFNF) se desaceleró de 11.2% a 2.5% anual entre abril y septiembre; mientras que el financiamiento al sector público promedió un crecimiento anual de 27.2% entre enero y septiembre.

Los especialistas de BBVA México Carlos Serrano Herrera, economista jefe, Ivan Martínez Urquijo, economista senior, Mariana Torán Flores y Alfonso Gurza González, economista principal, señalaron en sus intervenciones que los efectos adversos de la recesión económica sobre el sistema bancario al momento se mantienen acotados a los terrenos de la rentabilidad y de la desaceleración de sus actividades de intermediación.

Opinan que en el futuro, particularmente ante el vencimiento de los programas de apoyo de las autoridades financieras, se espera un incremento en los incumplimientos de pago de créditos; resaltando que lo anterior no pone en riesgo la estabilidad del sistema en su conjunto, pues la acumulación de provisiones en meses recientes y el incremento en su capital neto han contribuido a reforzar su solvencia y liquidez.

Tambien, señalan que, tras un par de meses de crecimiento inusual, como consecuencia de un repunte de la demanda de liquidez por motivos prudenciales, la dinámica del financiamiento y la captación bancarias se ha visto influida predominantemente por la caída de la actividad económica.

La estabilización de la preferencia por activos líquidos por parte de consumidores y empresas ha permitido que la actividad de depósitos y préstamos de la banca muestre una desaceleración claramente relacionada con los efectos de las pérdidas de empleo, la caída en la inversión y los menores ingresos actuales y esperados por parte de las empresas.

Precisan que no obstante, este complejo entorno económico, los niveles de solvencia (ICAP de 17.2% en septiembre) y de liquidez (CCL mediana de 224.8% en el 3T20) de la banca se mantienen sólidos, influidos por varias medidas de apoyo por parte de las autoridades financieras, como fueron el programa de Criterios Contables Especiales (CCE), relajación de algunos requerimientos y la reasignación de una mayor cantidad de recursos a activos de alta liquidez y bajo riesgo crediticio como los valores gubernamentales.

De esta forma, el cierre del tercer trimestre el índice de morosidad de la cartera total de créditos se ubicó en 2.5%, un nivel ligeramente menor que el observado al cierre de 2019 (2.5%), apoyado por la incorporación de alrededor del 20.0% del saldo de la cartera total de la banca a los CCE.

De este saldo incorporado al programa, al mes de junio, el 46.4% correspondió a créditos comerciales, un 30.3% a créditos a la vivienda y un 23.2% a créditos al consumo. Ante el final del plazo de gracia en el pago del capital e intereses de los créditos otorgado por el CCE, se espera que la cartera vencida de los distintos segmentos se incremente, particularmente en los sectores más asolados por la pandemia (hoteles, transporte, servicios).

No obstante, lo señalado, los datos del mes de octubre, en que se estima que el 40% de los créditos apegados a los CCE se reactivó, señalan que un elevado porcentaje de los clientes ha retomado sus pagos con normalidad.

El informe detalla que el financiamiento de la banca al Sector Privado No Financiero (SPNF) dejó atrás las tasas de crecimiento de doble dígito observadas en marzo y abril y para septiembre creció a una tasa anual nominal de 2.5%. Este crecimiento, aunque positivo, es menor al observado en febrero de este año (5.4%) y aún mantiene una elevada influencia de los movimientos cambiarios y de los precios. Este menor dinamismo del crédito es resultado de la menor actividad económica, en general, y en particular de las caídas del consumo, el empleo y la inversión, las cuales han tenido efectos directos sobre los créditos al consumo y a las empresas.

Otro aspecto que comentaron fue que la caída de las fuentes de financiamiento externo se consolida, ya que la tenencia de activos domésticos por parte de extranjeros continuó reduciéndose durante el tercer trimestre el relevante crecimiento de la adquisición de valores gubernamentales por parte de la banca ha compensado, en buena medida, el menor apetito por bonos gubernamentales por parte de inversionistas extranjeros, quienes han reducido en alrededor de 15 mil millones de dólares de su tenencia de bonos gubernamentales de mediano y largo plazo entre enero y octubre de este año.

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