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Macroeconomía afecta más a bancos que elecciones presidenciales
Los analistas de la calificadora Fitch Ratings considera que, en el caso de los bancos mexicanos, las presiones macroeconómicas superan los riesgos de la incertidumbre política del ciclo electoral presidencial.
En un comunicado manifiesta que en general, los períodos de elecciones presidenciales han tenido un impacto limitado en el desempeño financiero y el crecimiento del crédito de la industria bancaria mexicana, ya que el país ha experimentado un período prolongado de estabilidad macroeconómica.
De esta forma, opinan que la industria bancaria enfrentará circunstancias similares durante el período de elecciones presidenciales de 2024 y no vislumbran interrupciones significativas en el desempeño financiero de los bancos o en el crecimiento del crédito, ya que las expectativas actuales son de una transición presidencial suave y ordenada, independientemente del resultado electoral.
Recuerdan que durante los primeros años de las administraciones de Vicente Fox (2000-2006) y Andrés Manuel López Obrador (AMLO; 2018-2024), el sistema bancario mexicano experimentó un menor crecimiento del crédito, aunque sin ningún deterioro del perfil financiero.
Ambos presidentes fueron considerados políticamente disruptivos, ya que la administración Fox marcó el final de 71 años de control del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sobre la presidencia, mientras que AMLO fue el primer presidente explícitamente de un partido de izquierda en la historia política contemporánea de México.
Establecen que el desempeño de los bancos mexicanos generalmente tiene una relación más fuerte con la economía en general que las campañas de los partidos políticos o los períodos electorales.
Los eventos históricos que han presionado materialmente el desempeño bancario incluyen la crisis del tequila de 1994-1995, la crisis financiera mundial de 2008, la caída del precio del petróleo entre 2014 y 2016 y la reciente pandemia de COVID-19, todo lo cual resultó en un entorno económico más débil.
Lo eventos anteriores afectaron negativamente la inversión fija bruta del sector público y privado, el consumo privado interno, la inclusión financiera, las tasas de interés y/o la inflación, todos los cuales son factores clave del desempeño financiero y el crecimiento del crédito de los bancos mexicanos. La inversión fija bruta y el consumo privado pesan mucho en el desempeño del PIB de México.
Además, señalan que el período de 1982 a 2024 comprende siete mandatos presidenciales de seis años, incluidos tres cambios de partido político en 2000, 2012 y 2018; durante los primeros años de AMLO como presidente en 2019, el desempeño de la mayoría de los bancos mexicanos se mantuvo proporcional a sus calificaciones asignadas. Sin embargo, el crecimiento nominal anual del crédito cayó en casi dos tercios en 2019, a 4.3%, desde 11.7% en 2018, y por debajo de un promedio de seis años de 11.1% presentados durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto, en parte reflejando la incertidumbre política.
La pandemia también tuvo un efecto negativo en la economía durante el mandato presidencial de AMLO. Con la excepción del mandato de Vincent Fox, el crecimiento económico y el crecimiento crediticio resultante ha sido menor que durante los mandatos de los presidentes anteriores en los últimos 20 años.
El crecimiento del crédito durante los primeros cuatro años de AMLO promedió 4.8%, frente a un promedio de 1.1% durante el mismo período bajo la administración de Fox, impulsado por una recuperación económica postpandemia más rápida durante 2021-2022. El ruido político bajo el gobierno de AMLO, que afectó la confianza de la inversión, y el impacto de la pandemia en el crecimiento del PIB fueron los principales impulsores del débil crecimiento del crédito, durante el mandato de AMLO hasta el momento, y no en el ciclo electoral de 2018.
Manifiestan que a la fecha todas las partes se han comprometido a apoyar la inversión del sector privado y a proporcionar estabilidad macroeconómica al país. Sin embargo, los cambios disruptivos en la política económica que afectan el crecimiento y la confianza de la inversión podrían resultar en un entorno operativo más débil y presionar el desempeño financiero de los bancos mexicanos. Las posibles implicaciones se harán más evidentes una vez que se determinen los candidatos finales y sus respectivas plataformas políticas.