CONSTRUCCIÓN
Falta infraestructura urbana para adultos mayores: UNAM
Es importante que las ciudades sean amigables en el cuidado y diseño de los espacios públicos, a fin de contribuir a mejorar su calidad de vida, y en especial para la personas mayores afirmó Celia Facio Salazar, académica de la Facultad de Arquitectura.
Para ello, indica, es necesario considerar el entorno físico y social, para comprender cómo éstos influyen positiva o negativamente en la forma en que las personas mayores experimentan dichos espacios.
El también integrante del Comité Técnico del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez, adscrito a la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM, advirtió que a pesar de los esfuerzos actuales en iniciativas y políticas públicas para abordar la movilidad de las personas mayores en México, aún hay problemas significativos que impiden que la infraestructura sea segura para este grupo demográfico.
“Si las ciudades no cuentan con las condiciones necesarias en su infraestructura, representa un mayor riesgo para quienes usan bastón, andadera o silla de ruedas; a lo que se suman factores, como obesidad o enfermedades de artritis, diabetes e hipertensión, las cuales pueden hacer que la experiencia sea aún más compleja”, refiere.
Así como Guadalupe Mateos, de 78 años, que es habitante de Ciudad de México y padece de artritis reumatoide, además de problemas de columna. Ella vive con su nieta, pero la mayoría de actividades las realiza sola, debido a que su familiar, por su trabajo, no puede cuidarla y acompañarla.
“Lo más complicado para mí es cruzar las calles, en primera porque los conductores de motos a veces no respetan los semáforos y yo tengo que caminar despacio porque uso bastón, también por el poco tiempo que da el semáforo para cruzar; y luego cuando subo escaleras porque forzosamente necesito el apoyo de un barandal para sostenerme y aún así me cuesta mucho trabajo”, dice con respecto a sus traslados.
Asimismo, “las escaleras del edificio donde vivo son peligrosas y las banquetas de mi colonia están en mal estado, me da miedo sufrir alguna caída porque no veo bien”.
Problemas infraestructurales
Facio Salazar expresa que muchas personas mayores pueden ser autónomas en su hogar; por tanto, en ocasiones prefieren no salir de ahí porque las condiciones de su entorno urbano afectan su capacidad para participar en la vida comunitaria y acceder a servicios necesarios, como centros de salud o supermercados. Además también interfieren las distancias de traslado.
Estas problemáticas a las que se enfrentan para realizar actividades limitan e impactan negativamente en cuanto a su participación, integración, seguridad y autonomía en las ciudades.
En el caso de las personas con disminución visual, éstas enfrentan desafíos al trasladarse por las ciudades, especialmente cuando hay falta de contraste de color en el entorno urbano. Esto puede dificultar la identificación de senderos, límites y cambios de nivel que no están señalados, lo que aumenta el riesgo de caídas.
Propuestas urbanas
“Es fundamental implementar políticas públicas más amplias que transformen los espacios públicos de las ciudades para permitir que las personas mayores prolonguen sus itinerarios y disfruten de una vida plena y comunitaria en las urbes. Por lo que se tienen que considerar sus necesidades en todos los aspectos de la vida urbana”, menciona la académica.
Agrega que “son indispensables los equipamientos adecuados en los espacios públicos, como la instalación de apoyos isquiáticos, bebederos, iluminación suficiente, señalización clara y escaleras seguras”.
Según la docente se debe trabajar en el mejoramiento de las banquetas de las ciudades; la eliminación de obstáculos que complican el paso; y la instalación de bancas en áreas con sombra, que tengan asientos cómodos, altura adecuada, respaldos y descansabrazos, y estén hechas de materiales resistentes.
Acerca del transporte público, Facio Salazar señala que tiene que ser eficiente, con asientos reservados y acceso a elevadores en los casos necesarios.
Respecto a las escaleras, “es recomendable instalar baldosas con elementos en alto relieve, como botones. Estas texturas proporcionan una señal táctil que ayuda a identificar y anticipar los cambios en el terreno, como el inicio y fin de escaleras o rampas”, recalca.
Para la académica, el uso de pavimentos podotáctiles en espacios públicos, como en cruces peatonales, proporciona una guía táctil para personas mayores con disminución visual, pues señalan los puntos seguros para cruzar la calle. Además el cruce peatonal necesita semáforos que incorporen un aviso sonoro, en apoyo a quienes tienen disminución visual o ceguera.