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La historia detrás de las tiendas departamentales de CDMX
Algunas vez te has encontrado en medio del centro histórico de la ciudad de México, te habrás dado cuenta de que la cantidad de comercios y edificios emblemáticos son demasiados, todos estos mantiene una larga historia y en muchos casos son parte de la historia de alguna empresa y tienda departamental como, Liverpool, palacio de hierro, o Sears.
Antes del siglo XIX, existían la casa comercial, en estos lugares se comerciaba ropa y algunos otros artículos, el diseño de estos se conformaba por aparadores alejados de los comerciantes, en donde se tenía poco lugar al contacto de la mercancía.
En inicios de este siglo comienza la llegada de las tiendas departamentales, comenzando con Palacio de Hierro en 1891, siendo la primera tienda departamental en México, con esta tienda comienza un nuevo diseño y forma de consumo.
Los escaparates cambian a tener un mayor contacto con la mercancía, el concepto de compras, las cuales dejan de ser una tarea aburrida, para volverse un momento de ocio.
Estas tiendas comienzan con un diseño de diferentes pisos, destinados a diferentes cuestiones, la planta baja y primeros pisos se encargaban de la venta minorista, los pisos secundarios eran destinados para los negocios así y por ultimo algunos eran destinados para cuartos, y espacios de vivienda, para los vendedores, modistas y sastres del lugar.
Los trabajadores
Los trabajadores de estas tiendas eran de origen francés, debido a que estos no sabían hablar español, pasaban dos años en las labores en alguna especie de capacitación, entre esto se encontraban labores de limpieza, acomodo de mercancía, hasta que aprendían el idioma español e inglés.
Al ser la mayoría migrantes no tenían nociones de donde vivir, por otro lado, todos ellos vivían en la misma tienda, en la que tenían horarios estrictos por lo que no pasaban tiempo afueras.
Por otro lado los migrantes que trabajaban dentro de la tienda provenían de un pueblo francés el cual se dedicaba al pastoreo y cultivo, por otro lado las costureras mexicanas que trabajaban en esta línea, tenían que alquilar las maquinas a la tienda.
Esta forma de vida estallo para 1914 con una huelga de costureras de Palacio de Hierro, quienes ya habían creado un sindicato de costureras, pidiendo mejoras condiciones laborales, entre la demandas se encontraban, que la empresa no les cobrara por los hilas y la renta de máquinas.